29 de abril de 2011

La imaginación al poder (o "del poder de la imaginación")

Imaginar:  (Del lat. imagināri)  tr. Representar idealmente algo, inventarlo, crearlo en la imaginación. 

Viendo como mi hijo mayor (tiene seis años) se comía un helado de chocolate, un barrunte asomó a mi imaginación, poco a poco ese barrunte se fue transformando en una idea que a pesar de ser bastante evidente nunca se me había ocurrido.

Pero antes de compartir esta revelación, trateré de reconstruir el proceso que me hizo llegar a ella (creo que esto en psicología se llama introspección). Creo que lo primero sería explicar como Iago se comía su helado: se trataba de una bola en una pequeña tarrina de cartón. Armado con una de esas escuálidas y ridículas cucharillas de plástico del tamaño de una uña, trataba de hacer mella en la mole marrón todavía dura y congelada. Pronto la actividad de comer el helado se volvió secundaria y lo divertido era conseguir arañar unas pocas raspaduras de chocolate que llevarse a la boca. Al cabo de un minuto o dos, la bola se había convertido en una montaña y algún ser diminuto (o quizás un alter ego de mi hijo) gritaba en falsete: "Socorro, ayuda...". El caso es que, por lo que puede deducir (no quise preguntar para no romper el encanto del momento), aquel "ente" invisible se encontraba atrapado en el interior de la montaña de chocolate y trataba de escapar antes de que se lo tragara el pringoso glaciar. Entre grito y grito la uña de plástico (ahora era gigante en comparación con el diminuto ser), iba arañando ingentes cantidades de helado y en unos minutos había dado buena cuenta de la bola. Acto seguido todo terminó, se levantó y se fue a jugar imaginando quién sabe qué nueva aventura...




Me quedé solo sentado en la mesa, y mientras lo veía jugar, empecé a pensar en la imaginación de los humanos, que tan evidente se hace en los niños, y mis barruntes fueron derivando de nuevo a Darwin, la evolución, adaptación (no puedo evitarlo, leo todos los días acerca de este tema)... 
Pensaba, por ejemplo, en si los animales tendrán imaginación, o si es esta una capacidad exclusiva del homo sapiens. Es difícil saberlo con certeza porque su lenguaje es muy reducido, al menos para nosotros. Enseguida se me vino a la cabeza la imagen de un abnegado castor, que es capaz de construir presas y logran dominar a la naturaleza gracias a su comportamiento. ¿Es esa obra fruto de su imaginación? ¿Saben en lo que se convertirá esa compulsiva acumulación de troncos? O acaso no sea más que la repetición de un genial comportamiento aprendido de algún lejano ancestro. ¿Estará basado en patrones biológicos que se perpetúan por su valor adaptativo? Si así fuera, no sería algo imaginativo, no es poco desde luego, pero no es a mi modo de verlo, del todo imaginativo. O no al menos al mismo nivel que nuestra especie. Los humanos, tomamos elementos del pasado y del presente en nuestra mente y los utilizamos para combinarlos imaginando cosas totalmente nuevas que expresan nuestros deseos. No es exactamente lo mismo que ver un comportamiento innovador y reproducirlo compulsivamente, sin tener conciencia de lo que se hace. Esa es la diferencia para mi.
Pero esto no es lo que realmente me excitó, pues no eran más que divagaciones ya divagadas cientos de veces por mí . Sin embargo en esta ocasión, a diferencia de las anteriores, había partido de la imaginación no como algo evolutivo ni adaptativo, sino de las fantásticas historias que disfrutamos cuando somos niños y que (normalmente) van desapareciendo o se vuelven más mundanas.
Mientras barruntaba acerca de la evolución, mi mente estaba siendo bombardeada con imágenes en sepia sepultadas durante años en mi cerebro. Eran los personajes y parajes descritos en las novelas de Julio Verne que leía cuando era niño. Otras eran fotos de mis historias inventadas durante horas en mi habitación, donde los "clics" tomaban vida y sus aventuras superaban con creces a los acontecimientos sorprendentes narrados por el genio gabacho. Y fue entonces cuando al pasar de esos mundos a la realidad del castor, y del castor a los mundos de Verne, fue entonces decía, cuando vi de forma clara y cristalina que vivimos en un espectacular mundo imaginario.

Vivimos en un mundo digno de la imaginación de Julio Verne
No le damos importancia o no somos totalmente conscientes de ello porque estamos saturados, pero siguiendo con el ejemplo de Verne, muchas de las cosas que a sus contemporáneos les parecían inconcebibles ahora no solo son realidad, sino que han quedado incluso anticuadas y superadas en tan solo un siglo y medio.
Empecé entonces a fijarme en lo que tenía ante mis ojos, haciendo un pequeño esfuerzo imaginativo, me figuré ser una persona de mediados del siglo XIX y todo lo que vi a mi alrededor era sencillamente espectacular, más aún que los elfos y troles de nuestro amigo J.R. Tolkien. En un segundo me hice consciente de que todo lo que miraba era producto de la imaginación humana. Me encontraba en una cafetería y mirara donde mirara todo eran inventos, objetos, artilugios, ropa... que en algún momento no existieron en ningún otro lugar que en la mente de alguna anónima persona que lo había creado en su imaginación y ahora estaba ante mi, lo podía tocar...

La imaginación humana está creando todo un planeta nuevo.
Si alejo el zoom y observo mi ciudad, Europa, el Mundo... veo como hemos transformado por completo el planeta. Hemos aparecido hace apenas unas decenas de miles de años, y de ellos en los últimos cien o doscientos lo hemos transformado de tal manera que hasta me atrevería a decir que empequeñecemos a ese Dios creador del que nos hablaban nuestros antepasados. La Geología nos dice que para llegar a donde estamos, se tardaron millones de años. ¿De dónde sale este don, este poder? ¿De un trozo de materia gris y blanca? ¿Que hacemos con ella?
Si convenimos que es cierto. Si realmente nos hacemos conscientes del poder, del abrumador poder, que tenemos; no solo de imaginar, sino de llevar a cabo lo que imaginamos. Tenemos que hacernos responsables de ello. No puedo evitar recordar esa frase del tío de Spiderman (qué mejor que un héroe imaginario), pero es que me viene como anillo al dedo:

<<"Un gran poder conlleva una gran responsabilidad." Este es mi don, mi maldición ¿Qué quién soy?, soy el Hombre Araña.>> (soy el homo sapiens, añadiría yo)
Lo dicho, como anillo al dedo. Es este (la imaginación) un don, un superpoder, ¿una maldición?. Lo tenemos todos los homo sapiens. Incluso los que dicen que no tienen imaginación. Lo llevamos en los genes. ¿Que vamos a hacer con nuestro superpoder? ¿Con nuestra responsabilidad? ¿Vamos a descargarla en los demás? ¿A culpar a los otros de nuestra vida? ¿Vamos a ignorarlo y colgar el traje de superhéroe en el armario?
Mirad a nuestro alrededor. Contemplemos las pruebas físicas de nuestro poder. Estamos rodeados de evidencias empíricas. Es incontestable. Una vez aceptado esto. Deberíamos de preguntarnos. ¿Qué anhelo? ¿Cómo IMAGINABA mi vida cuando era pequeño y no auto-censuraba mi imaginación? ¿Cómo es ahora? ¿Estoy contento con ella o me paso el día mirando y viviendo la vida de otras personas?
Tenemos que tomarnos esto en serio, aceptar nuestras capacidades y tomar el control. Es así, lo vi tan claro ese día... La evolución nos ha dotado de estas capacidades y hemos de emplearlas día a día, es nuestra responsabilidad y estoy seguro de que si aceptamos esto, si lo asumimos de verdad, y lo convertimos en un pensamiento habitual (un mantra si quieres), será el inicio de un viaje alucinante al comprobar cómo podemos hacer cosas que ni nos habíamos planteado...
No será fácil, hay que dedicar tiempo, esfuerzo, (las pirámides requirieron mucho esfuerzo y ahí siguen), pero al menos tenemos la certeza de que la receta funciona. El milagro de materializar objetos que imaginamos ocurre a diario y somos testigos de ello. Lo difícil ahora será descubrir qué es lo que queremos, pero os dejo una pista, o una primera pregunta... ¿Con qué soñabas de pequeño? ¿Qué te venía a la imaginación constantemente? ¿A qué jugabas? (vale son tres preguntas). Empecemos por ahí y ya veremos...
Yo siempre he soñado con ser escritor... ¿y vosotros?

2 comentarios:

  1. Estoy absolutamente de acuerdo en que la imaginación es una de las mejores "herramientas" humanas. Pero también es cierto que deberíamos aprender a usarlas adecuadamente. Porque, aunque nuestro planeta ha cambiado mucho gracias a gente tan "imaginativa", emprendedora, tenaz y,yo diría valiente, muchos de esos cambios están destruyendo nuestro mundo, nuestro maravilloso planeta.
    Recuerdo una noche de sábado, hará un mes, que vi un reportaje sobre Chernobil y la energía nuclear (tratamiento de los deshechos nucleares), y me acosté pensando que había sido maravilloso el descubrimiento del radio por Marie Curie. Cuántos adelantos médicos gracias a ella. Así el cáncer puede ser tratado con radioterapia y mucha gente sigue viva gracias a ella y sus estudios (junto con su marido). Y por el descubrimiento de la radiactividad por Bequerel, pudiendo observar ahora parte de la anatomía humana en tiempo real en unos minutos, y así poder hacer rápidos diagnósticos de patologías.
    Pero también ha aparecido la energía nuclear, muy buena pero, a mi enteder, algo arriesgada y muy muy contaminante. De la cual pienso que los gobiernos no están haciendo un uso adecuado, ni tomando las medidas necesarias. Demasiados riesgos cuando el planeta está "vivo" y cualquier accidente es posible (como ya estamos viendo en Japón).
    Así que esa noche me acosté asustada, soñé con la radiactividad y me desperté pensando en disfrutar al máximo de la vida porque poco le quedaba a este planeta....jejeje.

    Y en cuanto a lo que yo soñaba de pequeña, pues yo con el teletransporte...aún nadie se ha decidido a inventarlo!!!( y eso me cabrea!!) Pero se parece mucho al transporte aéreo. Yo soy de las que todavía alucinan a veces cuando me paro a pensar en el teléfono. ¿Cómo puedo estar hablando con alguien que está a miles de kilómetros de mi casa??? Internet me fascina, partiendo de la base de que todavía no entiendo cómo se le ocurrió a alguien lo del ordenador. Todos esos descubrimientos me parecen increíbles.
    De pequeña jugaba a ser profesora. Recuerdo que memorizaba las lecciones del cole en mi pequeño escritorio y después se las "enseñaba a mis alumnos imaginarios". Y ahora que lo pienso, una de las cosas que me quedan por hacer profesionalmente, y que me encantaría llevar a cabo, es enseñar y formar nuevos profesionales. Y mostrarles que la imaginación en mi profesión (fisioterapeuta/ terapeuta craneosacral/ osteópata)es lo más importante. Fuera mentes cerradas!! Hay que "ver" más allá!! Imaginarse el interior de la persona, sus tejidos, su sistema nervioso en ese momento, unido a las sensaciones del paciente y lo que sus sentimientos pueden influir en su cuerpo. Y desde ahí construir con tu paciente la terapia más adecuada. Así que creo que mi parte creativa es esa. No se me da bien escribir, ni pintar, ni tocar un instrumento musical, ni cantar, etc...Pero mi mente imagina el interior de la persona que tengo en frente y es capaz, a través de mis manos, de "crear" o "construir".
    No perdamos la imaginación, y démosle el uso adecuado. Nos hace seres increíbles!!

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  2. Totalmente de acuerdo en todo. Me ha encantado tu comentario.
    En cuanto a lo de la energía nuclear es un buen ejemplo de lo que me refiero con la frase del tío de Spiderman...
    "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad..."
    Espero que poco a poco nos hagamos conscientes de todos estos barruntes. Pienso que para alcanzar este objetivo tenemos que empezar por nosotros mismos y nuestros comportamientos e ir contagiando con el ejemplo a quienes nos rodean...
    Internet es un instrumento increíble para lograr difundir las ideas rápidamente, a diferencia de otros tiempos. Esta es mi esperanza, que una nueva conciencia global se vaya imponiendo a la locura que ha reinado durante buena parte de la historia humana. Creo que no puede pesar más durante mucho tiempo el pensamiento de unos cuantos sobre la mayoría pacífica de la humanidad.
    Lo que está ocurriendo en Oriente Próximo es un ejemplo de lo que puede (y confío en que así sea) ocurrir gracias a la difusión de los ideales y la organización de la mayoría en contra de la minoría.

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