17 de agosto de 2011

Obesidad mórbida cerebral

“Mens sana in corpore sano” Juvenal (poeta romano)

Casi dos mil años han pasado desde que Juvenal escribiera está frase que no hacía más que expresar la sabiduría de sus contemporáneos y los que les precedieron. El mismo Aristóteles, en su Liceo, acostumbraba a impartir las clases paseando en círculos por un pórtico cubierto (el peripatos). Incluso leía mientras caminaba. El sentido original de la manoseada cita es el de la necesidad de un espíritu equilibrado en un cuerpo equilibrado. 
Aristóteles parecía haber descubierto hace más de 2000 años las ventajas de ejercitar cuerpo y mente
Hace unos años la actual neurociencia del siglo XXI ha comienzado a confirmarnos mediante la nueva ciencia de Newton cuanta razón tenía este hombre y sus coetáneos (y su filosofía, que no era otra cosa que la ciencia de aquella época). Al parecer, se está demostrando que cada vez que ejercitamos nuestro cuerpo estamos produciendo una especie de sustancias químicas, o moléculas, que son enviadas al cerebro y estimulan la producción de unas proteínas (BDNF) que hacen crecer conexiones y otra serie de cosas en el cerebro, y no solo eso, también actúa como un neurotransmisor.
Otro dato que puede tener relación con la citada frase es una reciente investigación que hace pensar que el ejercicio también podría ser útil para frenar el avance del Alzheimer. Según este estudio estadounidense, en los primeros estadíos de este trastorno, los pacientes en buena forma presentan una atrofia cerebral menor que el resto de enfermos. 

Investigaciones posteriores constatan mediante pruebas de imagen cerebral que el ejercicio físico ayuda a preservar la memoria, aumentando el volumen de las zonas cerebrales relacionadas con esta función cognitiva.