8 de julio de 2011

¿Sirve de algo hablar?

¿Se pueden "curar" psicopatologías simplemente hablando? ¿Se puede cambiar un comportamiento o una vida, contando lo que te pasa? ¿Cual es el poder del lenguaje?
Desde hace algún tiempo no dejo de darle vueltas al increíble fenómeno del lenguaje humano. Este misterioso sistema de comunicación, tan nuestro, basado en reglas y normas, pero con una enorme flexibilidad y potencia, que no se sabe muy bien cómo ni cuando aparece. No sabemos tampoco a qué se debe esta habilidad o "super-poder", pero lo cierto es que se trata de un rasgo que nos caracteriza de la misma forma que el vuelo es tan propio de las aves.

¿Hablando se entiende la gente? ¿Qué más pasa cuando hablamos?
He oído en no pocas ocasiones aquello de que las palabras se quedan cortas para expresar las emociones y todo este tipo de frases hechas acerca de lo rudimentario de nuestro principal instrumento de comunicación. Sin embargo, cuanto más pienso y leo acerca de esto, más importancia le doy a verbalizar de cualquier manera aquello que nos está "pasando por dentro" (llamémoslo emociones), lo que notamos de forma difuminada (o sentimos), y quiero resaltar o subrayar de nuevo lo de "cualquier manera", pues para mí tiene el mismo valor el lenguaje hablado, escrito, o incluso escuchando o leído. Todo son palabras con las que nos identificamos con el interlocutor, podemos apropiarnos de ellas para expresar nuestros sentimientos (¿por efecto de las neuronas espejo?), esto explicaría el éxito de las personas con grandes capacidades lingüísticas, como escritores, cantautores, etc. Y ya puestos incluyo también el lenguaje pensado con palabras. Partiendo de la base de que el lenguaje es uno de los rasgos más exclusivos (sino totalmente exclusivo) de la raza humana, tiene una especial importancia para los que nos preguntamos y sinceramente buscamos una respuesta al "¿quienes somos?" o mejor aún "¿qué somos?".