15 de abril de 2011

La riqueza interior


“Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les  sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres
--no cajas de  caudales
ni perchas desoladas--,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de  fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.”

Oliverio Girondo
Persuasión de los días




He de reconocer que no soy muy aficionado a la poesía, no suele decirme mucho más allá de las palabras que leo (¿falta de sensibilidad?), no lo se. Lo cierto es que me suele decir mucho más un buen relato corto o algún pasaje en medio de una novela, que un poema.
Aún así,esté ha llamado mi atención. Tal vez sean las metáforas evidentes y su lenguaje claro y cristalino como el agua, pero sobre todo me ha gritado su mensaje.
Eso sí, cuando vi que fue escrito en 1942, ya me vi en la obligación de publicar esta entrada en el blog...
Setenta años... una generación... decenas de guerras después seguimos sin poder querer descubrir nuestra jodida y enorme riqueza interior...
Puta televisión...

3 comentarios:

  1. Como alguien dejó escrito en las paredes del templo de Apolo en Delfos: γνωθι σεαυτόν (conócete a ti mismo).

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  2. Incluso cogiendo tú afirmación final "Puta televisión" en el sentido más amplio, que incluye esas distracciones intrascendentes también es una simplificación tentadora.

    Siempre habrá una "televisión" o "soma", somos nosotros los que tomamos la decisión de hasta donde consumir.

    Resumiendo que si no tuviésemos distracciones, nos las inventariamos, seguramente es inherente al ser humano y no necesariamente malo.

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  3. Me refiero a ese tipo de televisión que no se consume con medida ni mesura. Esa que nos está atrofiando el cerebro y la ¿inteligencia?, y la comunicación...
    Como dice Homer Simpson: "La televisión lo da todo y no pide nada a cambio"
    Lo cierto es que no pide nada de esfuerzo, pero si que pide y lo malo es que no nos damos cuenta de que se lo estamos dando.

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